sábado, 18 de octubre de 2008

Rectángulos de Lucía

Días pasados tuvimos la satisfacción de poder dialogar con una artista plástica. Una mujer no muy convencional, que pretende alejarse de los patrones específicos. Hace lo que le gusta y, sobre todo, en el momento que más le satisface. Se expresa de forma subjetiva, única e irreproducible, plasmando en sus palabras algo real o imaginario. Con ustedes: Lucía Patruno.

En una sala de Escuela, Irene - su compañera de trabajo -, nos habla con mucho orgullo de Lucía y comenta como llegaron los profesores y alumnos a conocer sus obras.

“Todo comenzó en este mes cuando emprendimos en el Colegio una campaña para que los alumnos tomen conciencia de lo importante que puede ser para otra persona su donación, en este caso de sangre. La frase decía: “Hay muchas maneras de donar sangre”. Y en base a eso, ella hizo un Drácula. Resultó ser un personaje muy impresionante, no solo por como estaba hecho, sino por la manera en que mostraba lo que todos buscábamos ver.

A lo que yo voy, es que muchas veces las palabras son insulsas y cómo un dibujo puede decir todo. Teniendo obviamente en cuenta que ella sabe como atrapar la atención del publico. Entiende rápido lo que cada uno quiere decir, y moviliza a toda persona que ve sus obras.”

Lucia nos contaba que para el 2010, tiene reservado un espacio en “Los Cuencos” (Roca 1404), donde mostrará sus obras de arte. Promete que será una gran exposición. Ella nunca había decidido exponer sus pinturas porque las sentía vacías, insulsas y no estaban a la altura de ser exhibidas. Ahora, un poco más segura, encuentra en sus pinturas lo que realmente siempre esperó ver. No solo logra sentirse identificada con las obras, sino que también se atreve a mostrarlas. “Nuca lo sentí como un hobby, sino que me gusta lo que hago.”

¿Desde chica sentías que el arte era parte tuyo?
Si. Siempre pasaba el tiempo dibujando, haciendo collage. Además estaba sola en mi casa, es decir, tenía dos hermanos varones y yo no jugaba mucho con ellos.

¿Hace mucho que pintas?
Cuando era chica yo estudiaba pintura, y después, ya en el `84, empecé en el taller de Marta Porrela, donde estudié la figura humana. De ahí fui a hacer el magisterio en la Institución de artes visuales Martín Malharro, entre otros cursos y talleres. En todas estas escuelas a las que concurrí ninguna me impulsó, sino que dependió de mí el estilo a seguir y las ganas de trabajar.

¿Hay alguien en tu familia que haya pintado o pinte actualmente?
No, tengo una tía que cuando era chica me decía que dibujaba bien… pero nada más. Igualmente esa persona no se dedicó a inculcarme sobre pintura.

¿Te identificás con alguna corriente artística?
Puede ser, impresionismo. Dicha corriente consiste en sustituir el ideal dominante de "Belleza" por el nuevo de "Libertad". La técnica que se utiliza es rápida, de largas pinceladas cargadas de material pictórico.

¿Tienen algún significado en especial tus obras?
No. En realidad yo siempre hacía objetos y los encerraba en rectángulos. Una persona hizo observaciones y me dijo justamente eso, que yo no me daba cuenta. Y a partir de ahí comencé a pintar solo rectángulos, sin ninguna figura. Hice un par de autorretratos, un ángel…

¿Te gusta enseñar arte?
En las escuelas no, porque si bien muchas veces los chicos se interesan no siempre sucede. Y sólo buscan aprobar para terminar el colegio. Así yo no le encuentro ningún significado. Sería algo impuesto. Ir a un taller es una cosa y estar en una escuela es otra. Igualmente ahora no estoy dando clases en ningún taller, en otros tiempos si di clases.

¿Cuántas obras tenés?
La verdad nunca las conté, pero serán alrededor de 50 las que sobrevivieron. Muchas las tiré. Eliminé también de mi colección las cosas que hacía cuando era chica, ahora me arrepiento.

¿Te gustaría poder dedicarte íntegramente a la pintura?
Si, tengo amigos que se dedican. Un amigo tiene un taller y se dedica sólo a eso. Pero es cuestión de adaptarse, me refiero a que la vida cambia vertiginosamente.

Terminando con nuestra charla, Lucía se nos acerca y nos comenta que también sacaba fotografías; y que, a muchas de ellas, suele trabajarlas con el “photoshop”. Pero, un silencio profundo nos marca una reflexión interna que finaliza con: “en si, no me gustan mucho las fotos, prefiero recurrir a la pintura”.

Silvina Rodríguez y Candela Castillo

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