sábado, 27 de septiembre de 2008

Rimas de la vida

Lejos del cemento y de los grandes cúmulos de personas, se encuentra un valle rodeado de montañas, el cielo forma una medialuna, las nubes tienen dimensión propia y el verde se apodera de las rocas. Allí, casi escondida, se encuentra una pequeña aldea de tan sólo 30 familias.

De ese pueblito ajeno para la mayoría de los argentinos, surge un personaje enigmático, casi extraño para el mundo “civilizado”: Balvina Ramos. Una mujer que logró recorrer la Argentina y parte del mundo. Una mujer que le canta a la vida.

De chiquita copiaba las coplas de la gente de su pueblo mientras araban. Cuando la neblina se apoderaba de la visión, la voz y las rimas tenían luz propia y así, todos sabían donde estaban.

Ya con 24 años, Balvina, descubriría que las coplas no sólo daban luz sino que también, abrían caminos. Ella decidió recorrer ese pasaje que se generó con el canto. En Salta participó de un concurso donde logró el primer puesto y pudo dar su paso inicial.

A través de la música comenzó a crecer como persona, a conocer nuevos estilos y a saber respetar otras costumbres. Las puertas se fueron abriendo y empezó a viajar por el país, con su voz y su caja musical.

El sueño estaba cumplido, pero con el pasar de los años, llegó el 2003 y éste la esperaba con una sorpresa. Un grupo Francés arribó al país en busca de un talento que represente las raíces de esta tierra y Balvina era la elegida…
Casi en un abrir y cerrar de ojos, el Cabildo se había transformado en la torre Eiffel. Balvina no podía creer lo que estaba viendo, el respeto que les brindaban y cómo la gente se emocionaba por sus coplas. Las personas se le acercaban llorando, le otorgaban su cariño y ella su identidad.

El tren a las nubes emprendió el camino de regreso pero la historia continuaba y Mar del Plata era el nuevo futuro. Viaje que no sería como todos los demás, la música no era el único motivo, ya que el amor sería de la partida.

Desde ese entonces se encuentra en la ciudad, da clases particulares y vive como si recién estuviera escribiendo sus primeras rimas. Ese valle casi mágico lo sigue teniendo presente y es por esa razón que el fervor y la fuerza con la que canta siguen intacta, arando nuevos caminos.

Diego Malbernat

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