sábado, 6 de septiembre de 2008

"En Letras leemos a los muertos" por Moscardi

Sentados al cordón de la vereda, en los escalones de la subida a un aula o, apenas en el banco de un patio silencioso, da placer, pero no edulcorado, charlar con Matías, Moscardi por si hace falta, joven y profundo poeta de la ciudad. Sus libros son: Josele (2004, dársena3), Los círculos del agua (2006, dársena3), Historia Clínica (2007), Pluvia (VOX, 2007).

- ¿Cómo te descubriste haciendo poesía?

Empecé leyendo poesía cuando empecé a estudiar, en la facultad, pero en las materias de Letras la poesía se ve muy simplificada, como que se leen ciertos autores que por lo general son autores muy viejos, están todos muertos. En Letras leemos a los muertos. En general en ninguna facultad de Letras se lee mucha poesía, es un genero menor, la gente se dedica más a los textos narrativos, cuentos; en la misma carrera hay una especie de “default” de la poesía. Y en un momento una profesora de la facultad, que ahora es muy amiga, Ana Porrùa, dicto un taller “jóvenes poesía en los 90 argentino”, en donde se leían todos autores vivos, y ahí empecé más sistemáticamente la poesía, sobre todo la poesía argentina. Y eso me llevó hacia atrás, en vez de ir de los muertos a los vivos, fui de los vivos a los muertos; me llevó hacia la tradición de la poesía. En ese momento, segundo año de la carrera, empecé a leer poesía por placer, quizás en otros momentos leía porque era lo que nos daban en las materias.

Un libro que me resulta fundamental es “El Salmón” de Fabián Casas, que es un libro de poesía y además es totalmente iniciativo, a partir de ese mismo libro empezaba a encontrar nombres, como por ejemplo Cesar Vallejo (poeta peruano), o el de William Carlos William (poeta inglés). A partir de ese libro fui armando como una tradición inversa. Desde ahí empecé a leer, y una vez que se empieza no se puede parar nunca.

- ¿En que circunstancia debe estar tu mente para poder escribir?
Yo diría que debe haber un estado de atención, por lo general escribo a la noche, quizás sea porque en ese momento tengo tiempo, no porque me guste o porque sea una especie de ritual, además en ese momento puedo estar tranquilo. Para captar algo que te interese escribir tiene que haber una especie de atención, que a veces tengo y a veces no. Uno ve cosas que te impactan y que pueden llegar a tener la dimensión de algo poético o simplemente algo que me llama la atención y después lo escribo. Al mismo tiempo pasa por una cuestión de relación entre la escritura y el texto.

Para mi hay una frase de Alberto Lliri (poeta argentino) que dice: “la forma es convicción interna”, cuando la leí me quedé pensándola mucho tiempo en que quería decir. Después me di cuenta que la forma que uno le da al poema, es decir las estrategias que uno usa para escribir, pasan por una convicción, cada uno tiene que creer en el poema que está escribiendo y para mi eso tiene que ver con el estado con el cual estas escribiendo, si vos no crees en lo que estas escribiendo, si lo que estas escribiendo no tiene que ver con vos, en algún punto vos no le crees al poema que estas escribiendo, no puede existir el acto de escritura. Lo que a mi me sirve es cuando logro cumplir mis expectativas, cuando alcanzo esa convicción, cuando creo en lo que estoy haciendo.

- ¿Normalmente en que te inspiras? ¿Qué te motiva a escribir?
La idea de inspiración, para mi, tiene que ver con una estética romántica. En mi caso no hablaría de inspiración, ya que para mi sería pensar en algo e inspirarme. Lo que si podría motivarme a escribir es la recolección de imágenes, recuerdos, o algo que me llame la atención por una razón en especial. De esta forma lo voy escribiendo, y después trabajo con eso, con esas imágenes. Estoy retomando todo el tiempo textos de otros.

-¿Por qué relacionas la poesía con la música, con el rock?
En algún punto son cosas inseparables, no puedo pensar una cosa sin la otra, la poesía sin la música o la música sin la poesía. Cuando escucho música que me gusta y cuando leo poesía que me gusta siento algo que es igual. Borges en una frase dice “la poesía tiene que tocarnos físicamente como la presencia del mar”. Hay diálogos constantes entre la poesía y la música.

-En tu poema “Los círculos del agua”, ¿Qué buscabas al hablar del policía al final de la poesía?
Es un poema que parte de una situación, hay un baterista que viaja en un colectivo con una remera con la A de Anarquía y mira al policía, quien tiene puesto un chaleco antibalas, esta persona se encuentra viajando en el mismo colectivo. Pasa después que ambos bajan en la misma parada. Justamente lo que se destaca es que dos personas que no son iguales, tampoco son diferentes y que luego los dos terminan en el mismo lugar y llegando al punto de relación.

-¿Te interesa la opinión del lector sobre tus poemas?
Si uno se pone a prestar atención en todo lo que dicen, creo que te volvés paranoico, en ese sentido cada uno debe estar tranquilo con lo que escribe. Justamente la convicción interna. Me interesa la lectura de ciertas personas, a quien le tengo una confianza especial, es decir, me gustan como leen; a veces son personas que saben de poesía y a veces no… por ejemplo mi hermano.

-¿Por qué decís que la palabra tiene que estar fundada en la experiencia, es decir, hablar de un tema desconocido no resulta ser parte de la experiencia?
Cuando hablo de experiencia, no me refiero a algo de lo vivido, sino que me baso en otros términos. No digo tampoco la experiencia del pasado, sino la experiencia de cómo percibir el mundo. Cada persona mira desde un punto de vista diferente al otro. Y creo que es eso justamente lo que yo llamo experiencia, y no la falta de opinión o expresión que tienen algunas personas. En la literatura pasa lo mismo, no se trata de escribir siguiendo una normativa, sino de escribir usando tu propia visión de la realidad, es muy personal.

Un escritor con el cual no me siento identificado es Borges, lo que no significa que su escritura sea mala; pero que no era muy personal a la hora de escribir, su experiencia pasa por los libros, las pautas y no percibía como era la realidad que lo rodeaba.

-¿Qué te significa el ser profesor de nivel secundario?
El trabajo como profesor es distinto, en mi caso pasa por una cuestión económica, necesito trabajar y la salida laboral que tiene mi carrera es justamente la docencia. Sin embargo, intento que esa necesidad laboral se transforme en placer, lo cual depende mucho con los grupos con los que trabajas. En la docencia, al igual que en la poesía, intento que la experiencia aparezca y no volverme un típico profesor de lengua. Además trato que las clases que doy sean entretenidas y tengan a la vez un sostén lingüístico.

-¿Estas escribiendo poesía en este momento?
En realidad, terminé de escribir el libro “Historia Clínica” que es muy extenso… y en este momento estoy un poco agotado. Igualmente siempre estoy escribiendo, como una especie de ejercicio. Hace poco empecé unos poemas, con los cuales estoy conforme. No me preocupa estar inseguro, a veces la inseguridad es algo positivo. Porque cuando estas inseguro estas más atento.
Por Silvina Rodríguez

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